viernes, 3 de septiembre de 2010

El silencio del alma

El silencio del alma


En el silencio de tu alma se esconden
los más bellos secretos de tu corazón.
El silencio no es la ausencia de sonidos,
es un estado tranquilo en el que puedes oír
lo que se mueve en tu interior con mayor claridad.
En silencio se descubren maravillosas
conversaciones que la palabra sería
incapaz de pronunciar.
En el trabajo callado y tranquilo,
los dones de las personas se hacen visibles.
En el silencio de la naturaleza Dios susurra
a través de los pájaros y demás criaturas.
En el trabajo callado y tranquilo,
los dones de las personas se hacen visibles.
Entre ruidos y prisas el silencio puede ser
el mejor arma del que dispones para acercarte
a Dios y a ti mismo.
La palabra, cuando es clara y sincera,
nos acerca a los demás, nos ayuda
a darnos a conocer, nos muestra
lo que los demás piensan y viven.
El silencio es el mayor grado
de comunicación que podemos
conseguir con un ser humano.
La soledad no es silencio,
el silencio no es soledad.
La vida se comparte dándola,
el silencio se comparte estando al lado
del que sufre, del que ama, del que vibra
al son de un sencillo acorde musical.
Ábreme el cofre sagrado de tu silencio,
comparte conmigo desde lo que eres,
desde lo que vives, desde lo que lloras
y desde donde te alegras.
Entraré de puntillas, sin hacer ruido,
para no romper la hermosura
que me ofreces a través de tu silencio.

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