miércoles, 21 de diciembre de 2011

Luna menguante, diciembre 2011/ Por Paloma en Luna de Abril

Luna menguante, diciembre 2011
Por Paloma en Luna de AbrilDomingo 18 Diciembre 2011


La luna acaba de hacer su entrada en Libra, y estamos bajo los efectos de la luna cuarto menguante de hace unas horas . Nos encontramos a medio camino entre la Luna Llena del sábado 10 y la Luna Nueva el próximo sábado 24. Durante esta fase menguante de la Luna, el 21, el Sol hace su entrada en Capricornio, evento que celebramos con el Solsticio de invierno.

La entrada de la Luna en el signo de Libra nos vuelve a poner en el centro de la energía cardinal. Hace ya dos años que estamos aprendiendo a integrar la intensa aceleración del cambio y la transformación que se ha estado moviendo con la presencia de Pluto en Capricornio, Urano en Aries y Saturno en Libra. A estas alturas del proceso podemos, o debemos, tener una idea clara de cómo el cambio se ha abierto camino en nuestra vida. Es un buen momento para recapitular sobre qué situación, desde finales del 2009 y a lo largo de el 2010 y 2011, se nos ha presentado que nos enfrenta a nuestras limitaciones (internas o externas) , nuestro deseo (y miedo) de libertad y cambio, y nuestra sombra (y nuestra luz).


La luna acaba de hacer una oposición desde Libra con Urano en Aries, hará una cuadratura con Plutón en Capricornio (entre esta noche y mañana) y una conjunción con Saturno en Libra (mañana por la noche, el martes de madrugada). Este movimiento, justo antes del Solsticio de invierno y de la Luna Nueva en Capricornio, nos habla de un proceso lento de sanación, transformación y despertar que entra en una fase de cristalización. ¿qué situación se ha vuelto a presentar ante nosotros? ¿qué patrón, conflicto, hábito, conducta, emoción, sentimiento se ha presentado, o se está presentado, ante nosotros que nos hace sentir impotentes, frustrados, limitados, tristes, preocupados? ¿qué hemos aprendido en los pasados dos años? ¿qué herramientas hemos adquirido que nos permite vincularnos con la situación que se repite o que emerge de una nueva manera? ¿cuánto hemos crecido en estos dos años? ¿hemos cambiado?

La clave de este proceso de cristalización descansa en el reconocimiento que aunque la situación no cambie, nosotros sí podemos cambiar, y que es nuestro cambio interno el que permite la posibilidad de que un cambio externo se abra paso y se manifieste. Tal vez hemos aprendido a tomar responsabilidad por nuestra vida y a dejar de posicionarnos como víctimas; tal vez hemos aprendido a poner límites y a ocupar nuestro lugar; tal vez hemos aprendido a ser flexibles y a adaptarnos; tal vez hemos aprendido a perdonar y aceptar lo que antes no podíamos; tal vez nos damos cuenta que seguimos ligados a alguien o algo de manera profunda e intensa y que este vínculo no impide que nuestro sentido de identidad e individualidad se exprese; tal vez hemos aprendido a sostener nuestra alegría y confianza en medio de procesos de desasosiego profundo; tal vez nos hemos dado cuenta que nos tenemos que abrir más si no queremos estar solos y aislados, que es dando que cosechamos, y compartiendo que recibimos; tal vez hemos aprendido que nuestro cuerpo necesita de nuestra conciencia y que la vitalidad y la salud son nuestra mayor riqueza; tal vez hemos aprendido que el juicio que hacemos hacia los demás es solo el espejo de nuestro propio juicio interno y que las palabras que usamos para definir a “los otros” realmente nos definen a nosotros; tal vez hemos aprendido que nuestro mayor enemigo nos esta fuera de nosotros sino que nos habita desde nuestra ignorancia; tal vez hemos aprendido que la línea que separa el bien del mal nos cruza a todos por el medio y que la unidad, la paz y la armonía que buscamos y soñamos, está en nuestras manos.

El énfasis que en estos días hay, y habrá, en el signo de Capricornio nos habla de procesos vinculados a nuestro linaje familiar, a nuestros progenitores, figuras paternas y maternas, a nuestra herencia y a la autoridad. En estos tiempos de fiesta navideña suelen emerger patrones y conductas que nos colocan en un lugar conocido y a la vez limitante. Dado el nivel de intensidad planetaria de las pasadas semanas es posible que los ánimos estén más alterados de la cuenta, que el miedo, la tristeza , la desilusión aparezcan bajo forma de reclamos, enojos, frustraciones. Si este es el caso es un buen momento para recordar que estamos todos bajo las mismas influencias planetarias, que nos desafían a transformar nuestra realidad, que nos empujan a cambiar nuestra manera de percibir la realidad y que nos inspiran a liberarnos de la repetición enfermiza de patrones que nos impiden crecer. ¿cómo está nuestro entorno familiar en estos momentos? ¿qué se está manifestando en estos momentos? Estamos en un momento nuclear : podemos llegar a un núcleo dónde podemos intervenir con conciencia , amor, y sanación. Este núcleo puede ser interno o externo.

Este es un momento importante para intentar poner en práctica aquello que hemos aprendido hasta ahora a beneficio de nuestra familia y de nosotros mismos; para entender e integrar el echo de que hay mucha presión en el ambiente, mucha incertidumbre y confusión y que es importante sostener y cuidar los valores que nos guían para poder intervenir de una manera que esté orientada hacia la salud, la armonía y la unidad.

La energía de Capricornio (regido por Saturno) tiene que ver con nuestra capacidad de madurar. Bajo esta astrología pueden emerger patrones de conductas infantiles o autoritarias que nos colocan en un lugar de la infancia que se repite y se visibiliza para que lo podamos transformar. Es un tiempo para estar atentos a qué expresamos y cómo lo expresamos, y desde qué parte de nosotros lo hacemos ¿nos expresamos desde nuestro enfado infantil, o desde una autoridad rígida que escuda vulnerabilidad y necesidades de afecto y contacto profundos? ¿es lo que recibimos de nuestro entorno familiar? ¿cómo podemos transformar nuestra percepción e interacción con este entorno? ¿nos sentimos víctimas? ¿actuamos como verdugos?

Las pasadas tres semanas han sido particularmente intensas ya que hemos atravesando un periodo “entre eclipses”. Mercurio en Sagitario estuvo retrógrado y Urano ha recuperado su trayectoria directa. Estas son energías que pueden haber creado un cortocircuito mental que se ha manifestado con falta de atención, una sensación de tener la cabeza en el aire y de dispersión. Los días posteriores al eclipse solar del 10 de este mes fueron particularmente intensos en la medida que estuvimos integrando muchos cambios en muy poco tiempo; cambios vinculados a nuestra percepción de la realidad y a la toma de conciencia de que una verdad interna profunda quiere abrirse camino en nuestra vida. Mercurio ya ha recuperado su trayectoria directa, lo cual nos ayuda a tener más claridad y precisión mental, también nos ayuda a comunicarnos desde nuestra verdad con confianza y optimismo.

El proceso de cambio iniciado durante los eclipses toma de seis meses a un año en manifestarse de manera tangible. De aquí a la primavera es un tiempo para estar atentos a cómo esta energía se abre paso en nuestra vida, qué necesita y qué moviliza.

La energía cardinal se activa de una nueva manera durante la primavera del año que viene. Estamos en una fase de preparación para uno de los periodos astrológicos más activos y esperados. En primavera viviremos la primera (de siete) cuadratura exacta entre Urano en Aries y Pluto e Capricornio. Los temas que vivimos y enfrentamos ahora son una antesala de lo que se presentará dentro de seis meses. La posibilidad que tenemos de sincronizarnos y de tomar conciencia de estos movimientos nos da una ventaja, que es la de poder aprender. Es el aprendizaje, la capacidad de integrar el cambio y abordar la realidad de otra manera, lo que nos posibilita evolucionar. Estos tránsitos planetarios nos están pidiendo que nos relacionemos con el pasado de una nueva manera, que nos liberemos del yugo de estar atrapados en situaciones y dinámicas del pasado que nos limitan en el presente. La clave está en nuestra presencia y en nuestra capacidad de sostener nuestra verdad en el aquí y ahora, con conciencia plena de lo que somos, de los que sentimos, de los que percibimos. No es tiempo para volcarnos ciegamente en patrones familiares reactivos, sino por el contrario de transformar lo que vivimos con la fuerza de nuestra conciencia y presencia. Es esta conciencia la que nos permite elegir cómo reaccionamos e interactuamos. Esta es la clave de la libertad que soñamos. Somos libres, cada instante
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