Encontrar Al Amado
Por Daniel Jacob
“La he visto…”, escribí alguna vez en un poema en 1994. El poema se llamaba Pasión y sus palabras se han quedado conmigo desde que fluyeron aquella mágica noche.
“Ella cabalga sin montura a través de la pradera, haciéndome señas para que vaya también. ¿Adónde se dirige? ¿Qué precisa de mí?”
Ay, sí, el pulso de la pasión era intenso en mí entonces. Vuelve a serlo otra vez. Esta mañana tuve una conversación asombrosa con un músico amigo mío – uno de esas conversaciones “a calzón quitado” acerca de la vida: ambos nadando en una vibración tonal que tiende a elevarse repentinamente, espontáneamente, durante ciertas épocas y estaciones, y aplaca la sed de quienes beben de la copa, llena en partes iguales de locura, alegría, frivolidad y ardiente búsqueda del alma.
Supongo que la misma clase de conversación está ocurriendo O ES NECESARIO QUE OCURRA por todo el mundo. Este es el Despertar Mundial del Planeta Tierra. Está ocurriendo mientras hablamos. El momento en que una buena parte de la humanidad se pone de pie, justo en medio de nuestras vidas colectivas, ocupadas, y declara: “Esto no es. Esto no es lo que vine a hacer aquí.”
Ya seamos ricos o pobres, famosos o desconocidos, solitarios o rodeados de amigos y ocupaciones, no importa. Todos ansiamos la pasión. Anhelamos la alegría. Ansiamos conocer AL AMADO.(1)
El Amado es algo así como una figura arquetípica en la sociedad, muchas veces simbolizada como una persona -un amante o compañero, quizá- como en el poema. Pero él, ella o ello puede ser mucho más. ¡Ella es más que un sentimiento, aunque nunca pueda ser menos! El Sentimiento Profundo tiene mucho que ver con Encontrar Al Amado.
El poema continúa:
“¿Qué necesitas?”, pregunta ella. “¿Qué debes tener para no morir? Cuando hayas respondido esa pregunta comenzarás a estar vivo.”
Una Razón de Ser
Entre nosotros hay quienes, en algún momento en la vida, llegan a la conclusión de que se han convertido en “hacedores humanos” en lugar de “seres humanos”. Así que saltamos fuera de la rueda del hámster, encontramos la manera de salir de nuestro laberinto y aprendemos de qué trata la vida realmente. Asistimos a seminarios, caminamos por el fuego, viajamos por el país, vivimos en comunidad, meditamos, fumamos marihuana, meditamos un poco más, hicimos el amor, dormimos cantamos, bailamos y generalmente nos dispusimos a escribir nuestra versión sumamente personalizada de “La Modalidad del Guerrero Pacífico”.
O tal vez llegamos a Jesús, nos sentamos con Buda, comprendimos el Tao, aprendimos de Ramtha, o saltamos hacia cualquiera de los cientos de otras expresiones sistemáticas de “iluminación” para poder convertirnos en lo que esperábamos convertirnos.
Idealmente, muchas veces se supone que tarde o temprano “encontraremos a alguien”, nos casaremos y nos estableceremos. Ya sea que esa persona constituya el verdadero amor o no, las expectativas de la sociedad respecto a él o ella debe ser tratada, justo hasta el punto donde ya no podamos hacerlo más. Entonces, quizá, se verterán algunas lágrimas.
Todos los caminos mencionados finalmente llevan a uno, personalizado, en el Momento del Ahora. Y ahora, muchos años después, nos encontramos aquí, todavía encarnados en 3D, realizados lindamente como SERES humanos, preguntándonos qué sigue. “¿Y qué?, ¿ahora qué?” se ha convertido en el dicho colectivo. SABEMOS que hemos EXPERIMENTADO muchas cosas. ¿Y ahora qué?
Alguien lo puso bastante sucintamente: “Después de la iluminación, a lavar la ropa.”
El poema continúa:
“Lo tuyo se ha vuelto rancio e inadecuado. Con todas sus complejidades y sus emergencias, con todas sus elucubraciones acerca del tiempo y provisión, NO ES SUFICIENTE. ¿Y cómo habría de serlo alguna vez? Ustedes no son ESTO. Podrían evaporar los cimientos mismos sobre los que están, dejando sólo cenizas como su tarjeta de visita. El de ustedes es un ámbito que se profundiza, que es más extenso.”
Ah, ahora sí. ¿Pero DE QUÉ estamos hablando? Todos queremos conocerlo, conocerla, conocer eso: El Amado. Nuestro amor, nuestro Sentimiento de Familia, nuestro Señor y Salvador, nuestra Misión de Vida, y sobre todo, nuestra fuente para el asombro y la maravilla que una vez vivió en el corazón de nuestro propio Niño Mágico.
Mi amigo me dice que él está en el negocio de la construcción de barcos. Luego se ríe y aclara: relación, amistad, compañerismo, camaradería. Ha recorrido todo lo de su realización personal: sabe cómo tocar, cómo descansar, cómo crear, y, como tantos otros, él también se pregunta: “¿Y ahora, qué?”
Un Ave Grande y Gloriosa
Luego de escribir el poema mencionado más arriba, escribí otro, dos años después. Da una visión más profunda del el Amado y más percepción de mis propias ansias secretas acerca del amor y de la vida:
“La pasión es un ave grande y gloriosa deslizándose por el cielo nocturno. Encaramado sobre sus alas, miras la ciudad abajo a lo lejos y sonríes. Las personas, cómodas todas en sus carnales moradas te mirarán con respeto y admiración. Estar apasionado es olvidar el tiempo, olvidar la limitación. Es estar libre de vacilaciones, disparando derecho y seguro, sin apuntar. Conocer la pasión es dar sin reservas del depósito que nunca se agota, que nunca dice que no, es cristalino y moldeado a la eternidad.”
¡Oh, sí! Bueno, por supuesto. Todos queremos eso, ¿no?
El Amado solo se puede encontrar EN EL MOMENTO, cuando ustedes, o ustedes y alguien más, o ustedes y un grupo de personas, están disponibles para el contacto. Moisés, de pie en un prado al pie del Monte Sinaí, pastoreando su rebaño, repentinamente alza la mirada y ve un arbusto que arde y no es consumido por el fuego. Se aparta y escala la montaña para poder “ver esa vista grandiosa.”
¡Hay una frase clave si alguna vez vi una! “Un arbusto que arde y sin embargo no es consumido por el fuego.” Estamos hablando de la PASIÓN otra vez, ¿no es cierto? ¡La transformación del fuego interno! ¿Se acuerdan de aquellos tipos, allá por los años 60, que tomaban LSD y saltaban de los balcones en las salas de concierto porque creían que podían volar? ¿Quién dice que no lo hicieron? Sus cuerpos se estrellaron contra el suelo, por supuesto, pero ¿el cuerpo es todo lo que somos? Quizá había partes de ellos que tomaron vuelo y nunca miraron atrás.
Escondites Secretos de Amor y Poder
A menos que alguno de ustedes piense que me volví completamente loco o que tengo un negocio paralelo vendiendo iluminación farmacológica, es mejor que lo sepan, aunque soy un veterano bona fide de los años 60, un cantante de folk y todo eso, en gran parte soy “virgen en drogas”. Por alguna razón, esas cosas nunca me atrajeron. Mis amigos a veces dicen: “Daniel, ya estás bastante allá afuera sin las drogas.” Yo sonrío, porque eso es lo que solía decir Salvador Dalí acerca de sí mismo. Decía: “Yo no me drogo. ¡YO SOY las drogas!”
Bueno, drogas, mmm..., quizá el chocolate. ¡Sí! Esa es otra historia. El otro día vi unas placas en un auto que pertenecía a una mujer de más de 50 años: “¡Denme chocolate y nadie saldrá herido.” Pensé que eso era muy bueno hasta que vi uno mejor: “Tengo más de 50 y todavía soy ardiente, sólo que ahora llega en oleadas.”
Cierta vez los discípulos se acercaron a Jesús mientras estaba enseñando y sanando entre el gentío y le dijeron: “Maestro, ¿cuál fue la última vez que comiste?” Jesús les dijo: “Tengo alimento para comer del que ustedes no saben nada.” ¡Ajá! Obviamente, se encontró con El Amado.
Charlie Rich nos cantó alguna vez: “Cuando estamos detrás de puertas cerradas, entonces ella se suelta el cabello y me hace sentir feliz de ser hombre.” ¡Guau! Parece que se encontró con El Amado también. George Frederick Handel terminó las últimas notas del “Coro del Aleluya” y gritó: “¡He visto a Dios!” Oh, sí, creo que encontró a El Amado.
De modo que ¿qué es este “Amado”? ¿Es divinidad, religión, sexo, arte, filosofía, éxtasis, romance eterno? ¡Sí, sí y más sí! Puede y será cualquier cosa y todo lo que necesite alguien -EN EL MOMENTO- y también puede partir tan rápido como llegó. Esta mañana, durante nuestra conversación, yo estaba meciéndome y rodando de alegría y entonces mi amigo dijo: “Están llegando mis invitados. Me tengo que ir.” Cuando colgamos, todavía sentía una calidez que se mantuvo durante horas.
Aunque lo quiero muchísimo y disfruto enormemente cada vez que hablamos o nos reunimos, no equiparo totalmente a mi amigo con El Amado. Aunque estuve casado durante diez años, tuve algunos momentos increíblemente plenos y dos hijos maravillosos, tampoco equiparo siempre esas relaciones con El Amado. Cada nueva persona que conozco o abrazo se convierte en parte de El Amado y, sí, hubo momentos en mi vida cuando definitivamente dije: “Es este. ¡Definitivamente es Este!” Pero todo es parte de El, ¿no es cierto? ¿Incluyéndome a mí?
En el mundo de la poesía, prosa y otras formas de arte, se refieren a la aparición de la inspiración sublime como a una “Visita”. Cuando llega la “musa”, uno debe dejar lo que está haciendo (si uno sabe lo que es bueno para uno), y ponerse a escribir de inmediato, de lo contrario, el momento pasa de largo. Hay un “escondite secreto” de amor y poder que se les ofrece a los que se hacen tiempo para Encontrar al Amado.
Pero la “visitación” no sólo está reservada para los pintores, compositores y escritores. Julia Cameron, en sus famosos libros sobre “La Modalidad del Artista” ha señalado que vivir es una forma de “arte” en sí misma y que todas las personas que viven en la Tierra pueden ser artistas si eligen serlo. El ojo del artista y la modalidad del artista se pueden traducir en todas las partes de la vida. Cada uno de nosotros es una tela sobre la cual un “Pintor Universal” está creando una obra de arte. Somos tanto el Amante como el Amado, el Observador y el Observado, el Buscador y el Buscado. Y todo está justo ahí, en el Ojo del Espectador.
El Niño Amado
A esta altura, se deben estar preguntando qué tienen que ver estas ideas con nuestros Niños de la Nueva Tierra. Dejando de lado el hecho de que ellos también están buscando, o estarán buscando a Su Amado, también hay una tendencia entre la gente de mediana edad a idealizar o canonizar A LA JUVENTUD MISMA como lo máximo.
“Si sólo fuese joven otra vez…”, especulan. Y cuando lo hacen, comienzan a proyectar todas sus esperanzas, sueños y aspiraciones en sus hijos y los hijos de sus hijos. Hay académicos hoy en día que creen que ésta es la tendencia que está detrás del creciente interés de la humanidad en los Índigos, Cristales y Niños de las Estrellas. Mientras tanto, nuestros chicos están proyectando muchísimo también, ¿no es así? “¡No veo la hora de ser grande!”, nos dicen. “Voy a hacer un trabajo mejor en este mundo del que hicieron ustedes.” Sí, por supuesto que lo vas a hacer, hijo. Esa es la idea.
En mi artículo “¿Está mal que los llamemos especiales?”, hablo de la Energía del Cristo Cósmico y como “desciende” desde dimensiones más expandidas e impregna a cualquiera y a todos los que no son resistentes a ella. La razón básica de que los niños acepten en primer lugar es: han tenido menos tiempo para instilar pensamientos de limitación. Menos desorden, menos alboroto. Fácil acceso.
Jesús fue un “niño amado” si alguna vez hubo uno. Los ángeles cantaron cuando nació. Los Reyes Magos le trajeron regalos y una estrella luminosa brilló sobre el establo donde dormía. A medida que pasaron los años, la humanidad aprendió la manera de proyectar devoción hacia fuera a alguien que llamamos “Señor”. Y ahora, con el aumento en popularidad de “El Código Da Vinci”, estamos llevando todo el asunto un paso más allá y considerando honrar a una hija sagrada, una “Dama” de la Línea de Sangre Real que fue gestada en el matrimonio entre Jesús y María Magdalena.
A todos les encanta amar, ¿no es cierto? Buscamos a nuestro Amado –por algo que está claramente manifestado fuera de nosotros mismos- alguien digno de toda nuestra alabanza y toda nuestra atención amorosa. Mientras tanto, tratamos de actuar “con calma” e independencia. Sea amante, hijo, misión de vida, líder o gurú, el Amado es lo que nos mantiene anclados en 3D, eligiendo quedarnos y servir, en lugar de partir y expandirnos, aunque sea por una oportunidad más de apreciar a nuestro Amado frente a frente.
Al papel principal que juega esa EMOCIÓN en esta búsqueda no se le puede restar importancia. Los hombres pueden JURAR que aman a sus esposas o su misión de vida. Pueden proclamar lealtad a un Rey o a un Salvador. Pero las emociones cuentan la historia, EN EL AHORA, siempre en el AHORA. Emoción, respiración, pulso acelerado y la gota de sudor en la frente. Y el Espíritu nos ruega: ¡No se resistan! No lo nieguen. El Amado. El simple reconocimiento no demanda el compromise físico. Pero, una vez más, ¿quién sabe?
En los meses y años por venir, a medida que el Velo se afina y la Energía se eleva, el reconocimiento claro y honesto de quién o qué amamos tal vez sea la única cuerda de salvamento que signifique algo. Quienes nos aman realmente querrán saber qué nos entusiasma, momento a momento. El resto tarde o temprano puede caer a la vera del camino, al estar demasiado inseguros para admitir que tal vez no siempre sean ellos.
El amante y el amado
Verdaderamente, el amante nunca busca sin ser buscado por su amado. Cuando el rayo del amor le ha disparado a ese corazón, sepan que hay amor en ese corazón. Cuando el amor de Dios se derrite en tu corazón, sin lugar a dudas, Dios te ama. Ningún sonido de aplauso viene de una mano sin la otra. La Sabiduría Divina es destino y el decreto nos hizo amantes el uno del otro. Debido a este ordenamiento preestablecido, cada parte del mundo está en pareja con su compañero. Según lo ven los sabios, el Cielo es hombre y la Tierra es mujer. La Tierra alberga lo que el Cielo deja caer. Cuando la Tierra carece de calor, el Cielo se lo envía; cuando ella perdió su frescura y humedad, el Cielo la restaura. El Cielo hace sus rondas, como un esposo busca alimento para su esposa; y la Tierra está ocupada con las labores del hogar, asiste a los nacimientos y amamanta a lo que da a luz. Consideren a la Tierra y al Cielo como dotados con inteligencia, ya que ellos hacen el trabajo de seres inteligentes. A menos que ese par disfrute del placer el uno del otro, ¿por qué están reptando juntos como novios?
Sin la tierra, ¿cómo florecería la flor y el árbol?
¿Qué produciría entonces el agua y el calor del Cielo? Así como Dios puso el deseo en el hombre y la mujer con el fin de que el mundo fuese preservado por su unión, así Él ha implantado en cada parte de la existencia el deseo por otra parte. El Día la Noche son enemigos exteriormente, pero cada uno sirve a un propósito. Cada uno está enamorado del otro con el fin de perfeccionar su trabajo mutuo. Sin la Noche, la naturaleza del Hombre no recibiría ningún ingreso, así que no habría nada para que gastase el Día.
Rumi
Traducción: Susana Peralta
Sitio oficial de Daniel Jacob en español: www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm
Publicado en PlanetLightworker
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