viernes, 1 de octubre de 2010

Miedo A Volar/ Por Daniel Jacob

Miedo A Volar
Por Daniel Jacob


A medida que las energías del planeta siguen elevándose, mis pensamientos vuelven al viejo libro de Erica Jong, de los años 70 (según creo). Se llama “Miedo a Volar”.

Durante la época en que tome mi primera clase de Metafísica 101 en Lynnwood, Washington, se hablaba muchísimo de la forma en que cada uno crea su propia realidad y como cada parte de esa realidad es una especie de espejo que nos devuelve el reflejo de quiénes somos.

Durante una discusión de ese tipo, un miembro de la clase confesó: “Yo tengo una especie de interruptor en mi interior. Cuando me decido internamente a “ir por ello” en una o más áreas de mi vida, puedo comenzar a sentir una sensación de aceleración extrema. Las oportunidades comienzan a aparecer, los problemas se resuelven y mi cabeza comienza a girar. En tales ocasiones, para mi propio desconcierto, a veces elijo hacer girar el interruptor de nuevo, agregando diversos bloques de energía para que las cosas pierdan velocidad y se vuelvan más manejables.”

Descubrimos que esos bloques de energía pueden tomar la forma de adicciones a sustancias (tales como comida, drogas, alcohol), adicciones sexuales, adicción al trabajo, etc. Ellas sirven como DESVIADORES y REDUCIDORES de energía que de otro modo serían utilizados para incrementar la conciencia hacia los próximos niveles expandidos de vibración. En otras palabras, nos conectan a tierra para que no podamos volar.

El libro de Erica enfoca el tema desde el punto de vista de la sexualidad femenina: el miedo a abrirse plenamente para permitir que TODO el ser salga a jugar y TODO nuestro Amado (*) se quede adentro. Uno de los puntos de frustración que escucho de muchas mujeres hoy en día es que les cuesta mucho encontrar una pareja que esté acorde con su flujo de energía. No hace mucho, tuve la oportunidad de discutirlo con una mujer que habló del fracaso de muchas parejas románticas que pasaron por su vida. Dijo: “El problema conmigo es que generalmente tiendo a desgastar a los hombres. Al principio, se entusiasman mucho conmigo y mi estilo de vida, pero no pueden seguirme el ritmo una vez que la novedad del sexo desapareció.” Luego suspiró y agregó: “Supongo que nunca seré capaz de experimentar una relación duradera.”

Por supuesto, esto me hizo ponerme a pensar. No quería entrar en una disputa con ella sobre la polaridad él/ella, ni me ofendí (como hombre) por lo que estaba diciendo. Mi mente estaba girando más profundamente que eso. Me encontré ADOPTANDO esta expresión de consternación como propia, un grupo de mi propio femenino interno, y preguntándome qué había debajo de eso. Por lo tanto, mi recuerdo del libro, y mi interés renovado en darle un vistazo al MIEDO A VOLAR de la humanidad.

Alguien que tiene la experiencia frecuente de “mis parejas simplemente no pueden seguirme el paso” ha creado una DIVISIÓN dentro del universo de él/de ella. Un “lado” de la división está revistiéndose del papel de “iniciador” mientras el otro “lado” refleja la resistencia, tal vez en forma de apatía. Muchas veces, la pareja que ve o siente la apatía no se queja verbalmente de eso, aunque la pasión que se sienta sea negativa. De esa forma, él o ella consigue estar EN CONTROL de la pasión. Las Parejas Románticas se eligen y desechan basándose completamente en su capacidad para sostener un “status quo” para apoyar esta creencia subyacente: “Las personas simplemente no pueden seguirme el ritmo.”

Muy pocas personas son realmente conscientes de estar haciendo esto, o de buscarlo. Cuando descubrí ese rasgo en mí mismo, comprendí que parte de eso provenía de una “Ley Personal” que mantenía desde la infancia. Se formó cuando mi yo infantil comprendió cuán cansada estaba mi madre de cuidar de mí. Me tuvo cuando ya era mayor y no era la joven que conoció mi hermana. Así que naturalmente comencé a desarrollar la convicción de que “yo soy difícil de manejar”. Lo que está subyacente en esta convicción, y la proliferación de “Parejas Resistentes” que la apoyan es un TERROR absoluto a ser empujado personalmente fuera de nuestra “zona de comodidad” o desafiado más allá de un nivel emocional aceptable.

En realidad, el mundo físico es una Casa de Espejos. Si estamos ocupados tratando de empujar o atraer nuestro mundo para que “nos siga el ritmo”, y no estamos obteniendo una respuesta satisfactoria, somos NOSOTROS, NOSOTROS MISMOS los que estamos resistiendo. Hemos girado el “interruptor” al mínimo o lo hemos “apagado”. La aparición de “parejas que no pueden seguir el ritmo” es un reflejo de cómo NOSOTROS no nos estamos permitiendo seguir el ritmo con las incitaciones de un Yo Expandido.

Debajo de la HERIDA de haber sido “lastimados” durante una “pelea” anterior –la que muchas veces es utilizada como una excusa de por qué no podemos dejarla y confiar en que nuestra energía realmente nos guiará- está el MIEDO A VOLAR.

Nos decimos que “yo simplemente no puedo abrirme y confiar debido a esa cosa terrible que ……. me hizo.” Construimos tejido cicatrizal (tejido de temor) alrededor de esta “herida” y eso nos vuelve densos e inflexibles para que no podamos lograr o mantener estados profundos de activación espiritual. Sólo nos estamos limitando a nosotros mismos, lo que está BIEN, dicho sea de paso, si lo que queremos es más Limitación.

¿Esto es cierto en sus vidas? ¿Proyectan su “resistencia y apatía” hacia sus parejas, aduciendo que ellas sencillamente no pueden seguirles el ritmo? ¿Culpan a alguna herida del pasado por su falta de disposición para extender sus alas en este momento? ¿Qué es lo que realmente los está reteniendo?

Estoy comenzando a observar cada vez más que las “heridas del pasado” tienen muy poco que ver con nuestra resistencia al Espíritu del Momento del Ahora. Nos estamos retrasando con excusas vacías. Debajo de todo eso está el MIEDO A VOLAR. Miedo a DEJAR IR y no tener el control de lo que sucede. Y si nos ponemos de pie y volamos, debemos recordar que “cualquier aterrizaje del que podamos alejarnos caminando es un buen aterrizaje.” Y también debemos recordar que el Espíritu a veces nos llevará a lugares donde ningún hombre o mujer ha ido nunca antes. ¿Estamos dispuestos a aferrarnos a las “manijas” y dejar que eso ocurra?

(*) Ver Encontrar al Amado

http://www.reconnections.net/ Copyright, 2000, Daniel Jacob. Se puede copiar y compartir con propósitos de crecimiento personal y/o investigación, en tanto el sitio Web y estos créditos se incluyan. Toda reproducción con fines de lucro, por cualquier medio, requiere del permiso escrito de Reconnections, Inc.
Traducción: Susana Peralta
Sitio oficial de Daniel Jacob en español: www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm

No hay comentarios:

Publicar un comentario