viernes, 18 de septiembre de 2009

"Niños indigo, nuevos seres para una nueva Tierra" (2/2)/ Sandra Aisenberg y Eduardo Melamud

"Niños indigo,
nuevos seres para una nueva Tierra" (2/2)

Sandra Aisenberg y Eduardo Melamud

¿Es usted un adulto índigo?
Sí, usted puede ser un Adulto Índigo; la Frecuencia Índigo no ha empezado a llegar recién ahora. El número va aumentando más y más hasta que serán muchos, imposibles de ser ignorados

Reconocemos estas características en los Adultos Índigo:

1. Son inteligentes (aunque no necesariamente los mejores promedios).
2. Son muy creativos y les encanta construir cosas.
3. Siempre preguntan por qué (especialmente cuando se les pide que hagan algo).
4. Sienten disgusto y quizás aversión por las tareas muchas veces caducas de la escuela, como la repetición.

5. Fueron rebeldes en la escuela, rechazando hacer las tareas, o cuestionando la autoridad de los maestros, o bien desearon seriamente ser rebeldes pero no se animaban por la presión de los padres.
6. Pueden haber experimentado muy temprana depresión existencial y sentimientos de vulnerabilidad. Pueden haber pasado de tener sentimientos de tristeza a una completa desesperación. Haber tenido sentimientos suicidas durante la secundaria o más temprano son bastante comunes en los Adultos Índigo.
7. Tienen resistencia a la autoridad y a los sistemas de empleo jerárquicos.
8. Prefieren esfuerzos cooperativos a posiciones de liderazgo o individualidad, si su experiencia es valorada.
9. Tienen profunda empatía con otros, pero son intolerantes frente a lo que consideran una estupi-dez.
10. Son extremadamente emocionales, incluyendo llanto repentino (sin escudos o protección) o no expresando ninguna emoción (escudo defensivo).
11. Disienten con la mayoría de los sistemas políticos, educacionales, médicos y legales, teniendo problemas de orden emocional, mental, o físico.
12. Indiferentes a la política, sienten que su voz no contará y de cualquier modo al final el resultado no valdrá la pena.
13. Muestran enojo o furia al sentir que los derechos les son quitados.
14. Sienten una necesidad quemante de hacer algo que cambie al mundo para que sea mejor. Pueden sentirse bloqueados para actuar
15. Tienen capacidades psíquicas o espirituales desde temprana edad (a partir de los 10 años o antes).
16.Tienen una fuerte intuición.
17. Presenta patrones mentales o de comporta miento desorganizados (síntomas de Déficit de Atención). Pueden presentar problemas para concentrarse en las tareas, salvo en aquellas de su propia elección.
18. Han tenido experiencias psíquicas, como ver ángeles, oír voces, premoniciones, etc.
19. Son sexualmente expresivos y creativos, o bien rechazan la sexualidad por aburrimiento. Pue-den explorar, alternando diferentes tipos de sexualidad.
20. Buscan significado en la vida y entendimiento del mundo mediante la religión, organizacio-nes espirituales, libros, grupos de autoayuda o individualmente.
21. Si encuentran balance se convierten en seres fuertes, saludables y alegres trabajadores de la luz.


Tal es la opinión de la especialista Wendy H. Chapman, basada en trabajos con otros Adultos Índigo y en la extrapolación de los indicadores de los actuales Niños Índigo proyectadas generaciones hacia atrás.




¿Un nuevo ADN?


Como la energía del planeta está cambiando, también el cuerpo físico necesita modificar su bio-logía para poder adaptarse a una vibración más sutil.

Los niños que están llegando al planeta tienen un nivel de conciencia más elevado.


Esto no implica que sean físicamente diferentes, sino que pueden tener un mejor desempeño por-que su conciencia está más expandida.


Por lo tanto, la estructura de su ADN (ácido desoxirribonucleico) debe funcionar acorde a ese ni-vel de conciencia.


No es el ADN el que expande la conciencia, sino que es la conciencia la que expande el ADN. No es que el ADN sea superior, sino que la conciencia es más elevada.


–¿Qué es el ADN?


El ácido desoxirribonucleico es el portador de la información genética que está codificada en las células. Los genes controlan las formas y funciones de las células, tejidos y organismo. Metafóricamente, el código genético podría compararse con un código de lenguaje escrito.


Por esta causa, la genética en los Niños Índigo parece haber cambiado respecto de la de los demás seres humanos.


En ellos, los genes de algunos neurotransmisores especiales producen la activación de mayores zonas del sistema nervioso central. Esto permite activar información y capacidades que hasta ahora estaban dormidas para la mayoría de los seres humanos, permitiendo un salto evolutivo para toda la especie.


Más opiniones de la ciencia



La Universidad de Los Ángeles (UCLA), California, realizó estudios que llevaron a los científicos a afirmar lo siguiente:


"Cuando experimentamos mezclando células de Niños Índigo con dosis letales de SIDA y con células cancerosas, estas enfermedades no tuvieron efecto alguno sobre las células de los infantes".


El experimento concluyó afirmando que los Niños Índigo son inmunes a la mayoría de las enfer-medades. Pero esto no quiere decir que si un niño enferma no es Índigo; todas las enfermedades tienen un origen mental, y la salud física del ser humano tiene una relación directa con su salud mental.


Si una persona tiene problemas relacionados con la energía de su alma, tarde o temprano manifes-tará una enfermedad de la índole que ésta sea, más allá de su condición de Índigo.


Federico es un niño de ocho años que casi nunca ha sufrido un resfrío o levantado fiebre, y ni si-quiera ha padecido las enfermedades que son comunes en la infancia. Su madre nos contó que él se ha llegado a enojar por no enfermarse como sus compañeritos de la escuela.


A través de nuestro trabajo, hemos comprobado que la causa de su inmunidad a las enfermedades está relacionada con su ausencia de juicio. Su madre nos comentó que Federico es una gran ayuda para su trabajo (ella es escritora), ya que él tiene un gran ojo para detectar los errores y para la crítica. Pero incluso cuando le marca las equivocaciones, no llevan una carga de juicio, sino que las dice simplemente como una corrección. Incluso en situaciones límite, él hace una descripción de los hechos pero sin ninguna carga emocional.


Otra investigación científica salió a nuestro encuentro cuando buscamos más información sobre la relación entre el juicio y las enfermedades. Encontramos que Gregg Braden, científico que trabaja en la relación existente entre la ciencia y lo espiritual, también había detectado este fenómeno.


Considera que los nuevos niños tienen un nuevo ADN porque han eliminado el juicio y están en un estado amoroso, vivenciando todo como una unidad y viendo un propósito más elevado detrás de todas las cosas...


Atribuye la mutación del ADN, entonces, a tres causas principales:


1. Ver la unidad. La mente percibe todo interconectado


2. Ser amoroso. Estar centrado en el corazón.


3. Salir de la polaridad. Dejar de juzgar al mundo.


En nuestro trabajo hemos observado que el bloqueo de estas tres características proviene del temor a mostrar vulnerabilidad y sensibilidad, por miedo a que el entorno se aproveche de ellos.


El temor a fracasar es lo que los hace aparentar como fuertes en todas las circunstancias, haciéndolos caer en una idea de justicia equivocada que finalmente los aleja de su sabiduría innata y de su conexión con la unidad.


Esta separación es lo que los lleva a padecer enfermedades, ya que comienzan a vivir en función de las cosas que suceden fuera de ellos en lugar de seguir conectados con su verdad interior.


Una forma distinta de aprender


En estas últimas décadas, hay una enorme cantidad de niños diagnosticados con Déficit de Atención (ADD) e Hiperactividad (ADHD), que va aumentando con el paso del tiempo.


Los síntomas más comunes de estos dos síndromes son la distracción, la impulsividad y la hiper-actividad, y se caracterizan por la inhabilidad para mantener la atención enfocada.


La nueva generación de niños tiene características que al ser desconocidas por padres y maestros, los lleva a ser etiquetados como niños con "problemas" o con "dificultades" en el aprendizaje, ya que estos síntomas son socialmente molestos y difíciles pala la convivencia.


En realidad, estos niños tienen un nivel de inteligencia más elevado que el promedio al que está-bamos acostumbrados y tienen una manera distinta de aprender, ya que utilizan capacidades que en la mayoría de los adultos se encuentran dormidas.


Si podemos escuchar su mensaje veremos que lo que necesitan es que la educación se adapte a ellos para que puedan manifestar todos los dones que traen consigo, y para que los adultos también podamos evolucionar despertando estas capacidades en nosotros.


Este capítulo tiene el objetivo de descubrir a aquellos niños que, por tener capacidades diferentes, han sido etiquetados con un diagnóstico que no les corresponde. Porque cuando logramos despertar su entusiasmo, no tienen la menor dificultad para lograr la concentración y la atención necesaria para realizar aquello que realmente les interesa.


Por lo tanto, este diagnóstico puede llegar a ser más traumático que el síntoma mismo, haciendo en muchos casos que el niño bloquee sus propios dones y subestime sus capacidades, sintiéndose disminuido.


Por eso, antes dar un diagnóstico es importante que sean consideradas otras posibles causas para estos síntomas, teniendo en cuenta las características de estos niños y lo que nos están queriendo transmitir a partir de su comportamiento.


Aburrimiento


Es posible que las actividades escolares les parezcan aburridas, monótonas, repetitivas, sin creatividad, rígidas, impositivas, que no dejan espacio para el intercambio o que sientan que su forma de aprender no se amolda a la del colegio.


Si tenemos en cuenta que cada vez más niños aprenden básicamente de forma kinestésica (es decir, a través del tacto y el movimiento) y que traen una mayor activación del hemisferio derecho (que se caracteriza por recibir y procesar la información de forma creativa, intuitiva, telepática, a través de la música, el color o la imagen), es necesario reformar el sistema educativo para que pueda adaptarse a las necesidades de todos los niños y no sólo de aquellos que aprenden en forma lógica y racional, auditiva o visual.


Si cada niño es respetado en su individualidad y posibilidad de desarrollar sus dones y capacida-des, su energía se canalizará en forma adecuada, ya que la experiencia ha demostrado que estos niños considerados "problemáticos" no están disminuidos en comparación con el resto de los niños, sino que pueden llegar a superarlos en muchos casos.


En el artículo "Aburrimiento y sinceridad" publicado en el libro Los Niños Índigo, de Lee Carrol y Jan Tober, la maestra auxiliar de Jardín de Infantes y Primaria Debra Hegerle expresa:


"El aburrimiento puede traer arrogancia en los Índigo, así que es importante no dejar que se aburran.


Esta arrogancia es señal de que necesitan un nuevo desafío y nuevas fronteras. Alimentando sus cerebros y manteniéndolos ocupados es la mejor forma de sacarlos del cuadro de la hiperactividad.


Sin embargo, si hacen todo esto y aún hacen travesuras ocasionales, es porque están creando una experiencia de vida para sí mismos que, si se observa con más cuidado, podrá revelarles mucho sobre su plan de vida".


Sobrecarga energética



Muchas veces, estos niños tienen problemas para adaptar su vibración al cuerpo físico y esto se refleja en un exceso de energía que necesitan canalizar para poder enraizarse. Si esto no se logra, el niño se muestra hiperactivo, con mala conducta, distraído, etc.


Esta vibración más elevada también hace que muchas veces estén percibiendo y focalizando pla-nos más sutiles y que parezca que no están conectados con lo que sucede a su alrededor.


Esto hace que no puedan conectar consistentemente con la mente lineal o la realización de objeti-vos lineales, demostrando falta de atención ya que su energía está concentrada en un plano diferente.


Lo que necesita es ser estimulado para interesarse también por lo que ocurre en su entorno, dado que sus características le permiten recibir estímulos en forma múltiple, es decir, realizar varias actividades a la vez.


En la escuela, la fuente principal de información es generalmente la maestra y hay una secuencia lineal para hacer las cosas, lo que les provoca una necesidad de descargar la energía que no utilizan, ya sea levantándose de sus asientos, molestando a los compañeros o hablando constantemente.


La educación necesita ampliar su espectro para contener a estos niños, dándoles opciones para el desarrollo de la clase y tomando en cuenta sus opiniones y necesidades, transformando así la enseñanza en un proceso cocreativo entre el maestro y los alumnos.


Por otra parte, estos niños necesitan estabilizar su energía y es importante que descubramos cuál es la forma adecuada para cada uno.


Debemos tener en cuenta su alimentación, su entorno familiar, la posibilidad de tener una co-nexión con la naturaleza, el uso de visualizaciones, meditaciones y ejercicios físicos adecuados, etc. que les permita enraizar toda esta energía sin bloquear sus capacidades innatas.


Incomprensión familiar


Esta nueva generación de niños presenta la característica de tener una gran sensibilidad y un desarrollo mayor de la telepatía que generaciones anteriores.


Esto hace que necesiten de un entorno familiar coherente y comprensivo que les permita corrobo-rar que sus percepciones son correctas.


Al ser tan sensitivos, también absorben las energías del medio ambiente como si fueran propias, por lo que necesitan de un ambiente tranquilo y amoroso para poder desarrollarse.


Muchas veces, lo que muestran con sus acciones es el doble mensaje que reciben del entorno: los desacuerdos entre los padres, las angustias y preocupaciones de los adultos, etc. que, al no ser expresa-das, los desestabilizan provocando trastornos que son atribuidos a problemas neurofísicos y no a su verdadera causa.


Desvalorización de los atributos del hemisferio derecho


Estos niños traen más desarrolladas las características del hemisferio derecho (intuición, creativi-dad, telepatía, fluidez, expresión por el arte, etc.).


Como nuestra sociedad -y por ende nuestra educación- valora la lógica y la racionalidad (atributos del hemisferio izquierdo) por sobre las cualidades del hemisferio derecho, estos niños se sienten rechazados o tienen miedo de no ser aceptados por su manera diferente de percibir la realidad.


Esto hace que muchas veces se transformen en niños agresivos o violentos, ya que el grado de frustración que sienten por sentirse incomprendidos es muy grande.


Necesidad de reafirmar lo que perciben


En muchos casos, al tener la capacidad de captar la información en forma simultánea tanto si se expresa como si solamente se piensa, les cuesta esperar su turno para hablar o actuar, interrumpiendo constantemente, porque ya han percibido el contenido energético y sólo les resta reafirmarlo.


Esto hace que sean calificados de impulsivos, pero lo que necesitan es corroborar que su percepción ha sido correcta y aprender a respetar las formas de los demás que perciben de manera diferente.


A partir de estas pautas, como adultos, padres y educadores debemos reflexionar sobre el mensaje que estos niños nos están dando a través de su comportamiento.


Ellos no tienen desórdenes, sino que viven en un mundo desordenado.


Cuando reciben un ambiente más armonioso, mejoran rápidamente su comportamiento, porque de alguna manera están cumpliendo su objetivo, que es lograr que los adultos tomemos conciencia del mundo en el que vivimos y hagamos los cambios necesarios para poder transformarlo en un mejor lugar. Un sitio en el que tanto niños como adultos podamos desarrollarnos felizmente y con plenitud.


Ellos necesitan de nuestro apoyo, y no que los califiquemos de enfermos, conflictivos o anormales.


Cuando, en lugar de intentar adaptarlos a lo que consideramos los estándares normales, comencemos a considerar cuáles son sus verdaderas necesidades y a poner atención en lo que tratan de decirnos, estas conductas irán desapareciendo porque su misión comenzará a cumplirse.


Ezequiel, un niño de siete años, llegó a nuestro lugar de trabajo en marzo de 2002 con aparentes problemas de hiperactividad y falta de atención. Su madre nos contaba que realmente no sabía cómo manejarlo, ya que nunca había atravesado por esta situación con sus hijos mayores.


Desde el primer momento en que tomamos contacto con él nos sorprendió su profunda compren-sión de temas espirituales y todo lo relacionado a la ecología y la naturaleza.


La madre nos comentó que desde el nacimiento era alérgico a la carne.


Cuando le preguntamos a Ezequiel el motivo por el cual no comía carne, nos contestó: "Si comes un animal, a la madre no le gusta que le comas al hijo. Yo no como carne porque no me gusta matar animales, no me gusta matar absolutamente nada".


Nos comentó que podía ver ángeles, y nos agregó: "Un ángel es una parte de Dios, Dios los creó para que lo ayude con todas las cosas. Veo muchos ángeles en todas partes. Hay algunos verdes, rosas y violetas, naranjas. Miran lo que hacemos. Todos adentro tenemos un ángel".


Cuando le preguntamos qué misión tenían los seres humanos, nos contestó: "A Dios le gustó la idea de que estemos acá. Dios hizo al hombre con una misión, ayudarnos los unos a los otros. Dios hizo la familia para que nos acostumbremos a vivir entre todos. Porque si vivimos solos, ¿cómo hacemos para ayudarnos? Uno no tiene padres equivocados. Tenemos que aceptar a los padres que nos tocaron porque siempre van a ser los padres.


Nosotros ayudamos a Dios cumpliendo lo que dijo uno tiene que aceptar al otro hasta que uno se muera o hasta que el otro se muera.


Tenemos que aceptar todo lo que nos pasa, porque Dios es el que elige, no uno.


Mi misión es la misma que la de todos. Ayudar a los demás. Antes de estar en la panza era una parte de Dios, ahora también lo soy ".


Después, seguimos con el diálogo:


–También puedo ver duendes. ¿Ves? Aquí hay uno.


–¿Y qué está haciendo?


–Está ayudando a las plantas a crecer.


–¿Cómo hacés para verlos?


–Si te concentrás y querés mucho, vos también los podés ver.


–Ezequiel, ¿cuál es la misión de los niños?


–Los niños van a salvar la Tierra no contaminando el planeta, no fumando cuando sean grandes, y esas cosas.


–¿Cuándo uno se muere qué pasa?


–Cuando te morís, te transformás en una pieza de rompecabezas que es una parte de Dios.


–¿Y los maestros?


–Los maestros tienen que decirles a los niños cuando se equivocan y darles otra oportunidad.


–¿Ves colores en la gente?


–Las personas tenemos un color alrededor, es el espíritu. El espíritu es una cosa que te ayuda a estar vivo. También necesitamos un corazón. Yo veo el color alrededor de las personas. Cuando las personas se enojan se ponen de color negro. El planeta tiene color verde.


Cuando hablamos con su mamá, nos dijo que a partir del nacimiento de Ezequiel ella y su esposo buscaron apoyo en algunas terapias alternativas que los ayudaron a comprenderlo, y a entender muchas cosas en relación a su comportamiento.


Nos contó que ellos están aprendiendo a ejercer la tolerancia y la paciencia, ya que el niño recla-ma mucha atención por parte de ellos.


También nos confesó que los sorprendió mucho que, a pesar de no pertenecer a una familia reli-giosa, a los cuatro años comenzó a hablar de Dios, diciendo que era su amigo y que siempre lo escuchaba.


Para terminar la charla, nos relató esta anécdota: "Ayer, a la salida del supermercado había un ni-ño pidiendo dinero. Él quería darle una moneda pero en ese momento yo le dije que no tenía, ya que las que me van sobrando las guardo para colaborar con el comedor de su escuela.


Él siguió insistiendo y entonces le dije que no se preocupe ya que seguramente alguna otra perso-na le iba a dar, pero me dijo que las personas que tienen dinero normalmente no ayudan a los chicos pobres, sino que prefieren comprarse algo más caro sin ninguna necesidad.


Me dio el ejemplo de un reloj de oro, y me preguntó: ¿Para qué necesitan que sea de oro si el reloj sirve para saber la hora? ¿Por qué no se compran uno más barato y le dan el dinero a los que no tienen?


Siguió hablando del tema hasta que se cansó. A la hora de la cena, me dijo que no quería comer. Cuando le pregunté el motivo, me contestó que él no podía comer mientras que a otro nene le faltaba la comida".


Cuando le preguntamos a Ezequiel sobre su relación con su maestra, nos comentó que se sentía muy comprendido y contenido por ella. Entonces, la invitamos a contar brevemente su experiencia en el aula con un niño de estas características.


La maestra María Fernanda del Rosso, de la Escuela Nº 11 Bernardino Rivadavia, de Rawson, Argentina, nos envió una carta cuyo fragmento reproducimos aquí:


"Al comenzar mi relación con Ezequiel, había momentos en que las normas generales de comportamiento que crearon los propios alumnos no tenían respuestas satisfactorias en él. Dialogamos muchísimo sobre ello y una tarde le pregunté si sentía que yo lo respetaba. Con mirada tiernísima me respondió que sí, entonces le pedí que me diera la oportunidad de reci-bir lo mismo que yo le ofrecía. Desde ese día las cosas cambiaron absolutamente.


Es un niño muy cariñoso, que al principio exteriorizaba su afecto con cierta timidez pero no ahora. Es muy reflexivo; opina siempre sobre todos los temas que se trabajan. Necesita in-centivo constante para realizar sus tareas en el cuaderno, que a veces quedan incompletas al final de la jornada, hecho que no se manifiesta en sus notas ya que su participación en clase es excelente. En el primer mes del año lectivo le costaba respetar algunas consignas sociales pero lo superó a través del diálogo.


Hace algunos días, después de haber narrado un cuento en el que uno de los protagonis-tas era un ángel, Ezequiel se acercó hasta el escritorio y me contó en voz baja que él podía ver y oír a los ángeles.


Le pedí que si había uno en el salón le preguntara su nombre; se alejó unos pasos de mí y después de hablar muy bajo y gesticular regresó diciéndome que se llamaba Matías.


Luego dibujaron en el cuaderno el cuento. Me mostró su ángel y cuando le dije lo her-moso que había quedado me respondió que había sido fácil hacerlo porque había retratado a uno de los ángeles presentes.


Apenas salí de la escuela me dirigí a la Biblioteca Pública a retirar un libro sobre los ni-ños y los ángeles, que sin Ezequiel jamás hubiera elegido como material de lectura.


Mi recomendación para otros docentes es el respeto por todas las diferencias, la valora-ción de todo lo que el niño es capaz de brindar y no la exaltación del error. Si el niño tiene di-ficultades en la aplicación gráfica de una tarea se le debe permitir la reflexión oral y otro tipo de ejercitación. Por ejemplo: ante un cuestionamiento escrito, si sé que Ezequiel es capaz de responder correctamente las preguntas, no necesito que conteste 20 sino las que considero principales para verificar la comprensión lectora.


Mi relación con Ezequiel es única, como lo es con cada uno de mis alumnos, ya que to-dos tienen algo en común y algo en particular para respetar y valorar".


En otra oportunidad, al finalizar una conferencia, se nos acercó Daniel, un joven de Buenos Aires de 28 años. Nos comentó que se sentía identificado con lo que acabábamos de exponer acerca de los sobre adaptados. Cuando escribimos este capítulo, pensamos que sería muy útil compartir un extracto de su experiencia. Por eso la incluimos aquí:


"Mi infancia y adolescencia fueron relativamente tranquilas y precisamente ése era mi objetivo, haciendo todo lo necesario para lograrlo.


Si había que estudiar, estudiaba; si tenía que trabajar, me buscaba un trabajo; si tenía que pasar desapercibido, lo hacía. Simplemente me dejaba llevar y hacía lo que había que hacer y listo. Entonces, yo siempre cumplía, pero el problema mayor que tenía era que no me entusiasmaba con nada.


Me adaptaba perfecto a cualquier situación y sentía que eso era una virtud. Con el tiem-po empecé a sentir que en realidad era un problema, no sólo porque no hacía lo que quería, sino que ni siquiera sabía qué era lo que realmente me gustaba.


Me esforzaba tanto por encajar en mi familia, en el colegio o donde fuera que perdí la noción de qué era lo que realmente quería y qué no.


Unos años más tarde, cuando estaba terminando la secundaria, me angustié mucho cuando me di cuenta de que ya era hora de empezar a tomar mis propias decisiones, y la falta de costumbre no me permitía ver con claridad qué quería hacer de mi vida.


Así que me anoté en un curso de orientación vocacional para que me digan qué hacer.


Después de varios tests, me dijeron que era muy creativo. Entonces decidí cursar publicidad.


Cuando comencé a trabajar en una agencia, noté que mis compañeros se apasionaban con lo que hacían.


Todo el tiempo estaban pensando en publicidad y sin embargo a mí eso no me pasaba. No me podía entusiasmar ni siquiera con la carrera que yo mismo había elegido.


Fue entonces cuando empecé a tener sueños muy vívidos que me produjeron gran angustia. Me despertaba en la mitad de la noche gritando aterrorizado por la imagen de un ser negro y encapuchado que aparecía en todas mis pesadillas.


Cuando me mudé comencé a ver a otro ser más luminoso, y aunque ya no me asustaba tanto, no sabia qué hacer.


Empecé a reflexionar sobre lo que veía. Al principio pensaba que esa figura oscura simbolizaba algún miedo o situación traumática que no podía sacar a la luz.


Pero luego comencé a sospechar que quizás, más que un sueño, era algo que de alguna forma estaba ahí y yo en un estado de conciencia especial ("estado crepuscular", según el neurólogo) lo podía ver.


Luego de una serie de estudios me dijeron que lo que tenia era una capacidad especial, como un sexto sentido, que me permitía ver y percibir otras realidades en determinadas cir-cunstancias.


Me explicaron que todo lo que me estaba pasando era parte de un aprendizaje y lo peor que podía hacer era tomar una medicación que tape o censure esa capacidad. Porque en ese caso lo que tenía que aprender me iba a venir de una forma más fuerte o violenta para hacerme reaccionar.


Me aconsejaron dar cauce a este don y me enseñaron varias técnicas para poder recibir los mensajes de una forma armoniosa.


A partir de ese momento, seguí teniendo esos sueños reales pero empecé a ver otro tipo de cosas que me servían de guía para lo que necesitaba aprender de mí mismo y de mi proceso.


Comencé a hacer mis primeras elecciones, y aunque mis amigos y familiares muchas veces me miraban con cierto recelo, yo seguía haciendo lo que había elegido.


Por primera vez no me importó encajar; por primera vez no quise agradar a nadie y por primera vez me pude entregar con toda mi alma a cosas que realmente me hacían sentir pleno.


Unos meses después me llegó un mail invitándome a una charla sobre Niños Índigo.


Era la primera vez que escuchaba sobre el tema y sin embargo sentía una gran curiosidad. Le pedí a mi mujer -que estaba embarazada- que por favor me acompañara, porque sentía que esto tenía que ver con nuestra hija.


Fuimos y lo primero que escuché es que a los chicos que tienen esta vibración se los llama Índigo porque su aura es de color azul. Con mi mujer nos miramos y un escalofrío me re-corrió todo el cuerpo. Yo había tenido una visión en la que estaba mi hija vestida toda de azul y encajaba perfecto con todo lo que estaba escuchando. Pero a medida que continuaba la charla y hablaban de las características de los Adultos Índigo sobreadaptados, otra vez sentí ese escalofrío.


Cuando terminó la reunión, me acerqué a Eduardo y arreglé una entrevista para verlo y contarle las cosas que me estaban pasando, mis sueños y visiones.


En el segundo encuentro que tuvimos, en el medio de la sesión, me conecté con mi hija, quien me dijo el nombre que quería que le pongamos.


Creo que esta conexión especial que tengo con ella es una confirmación más de que, por fin, estoy transitando mi camino.


Siento que todo esto es el comienzo de algo muy grande y hermoso, que es empezar a co-nocer y a cumplir nuestra misión en esta vida, y que la clave para encaminarnos es prestar atención a nuestras capacidades y habilidades. Son esas cosas que todos tenemos pero gene-ralmente no las valoramos ni tratamos de potenciarlas.


Yo tardé mucho tiempo en darle a los sueños la importancia que realmente tiene. Esto me permitió encontrarle un sentido más profundo a la vida y empezar a desbloquear mis capacidades dormidas".


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