La Presencia de Nuestro Presente
Por Jennifer Hoffman
5 de Abril de 2010
Una de mis frases favoritas (del actor Woody Allen) es “El ochenta por ciento del éxito consiste en presentarse.” Cada vida es una forma en que nos presentamos, listos para completar una tarea iniciada hace mucho tiempo, para trabajar a través de cualquier ciclo kármico que tenga el poder de asegurar nuestro regreso para su compleción y transformación. Si bien podemos preguntarnos por qué lo hacemos, nos ofrecemos voluntariamente para regresar, porque sabemos que cada apertura energética que dejamos atrás debe cerrarse por medio de nuestra propia sanación. Nadie puede sanar, transmutar ni completar las energías que hemos dejado incompletas. Y para hacer esto debemos estar presentes en muchos sentidos, física, emocional, energética, vivencial y espiritualmente. Cada uno de esos niveles de presencia es importante y sin alguno de ellos, no estamos plenamente presentes en nuestra vida, nuestros asuntos o nuestra sanación.
En cada vida estamos físicamente presentes para el trabajo que tenemos que hacer y esto lo logramos a través de nuestro cuerpo físico, que es el hogar terrenal que ofrecemos al espíritu. Nos puede gustar o no nuestro cuerpo, podemos verlo como una bendición o un desafío, e incluso preguntarnos qué accidente de la naturaleza creó el cuerpo que tenemos, pero es nuestro vehículo para el aprendizaje, crecimiento, sanación y transformación. Así que mientras nuestro cuerpo está presente en la tierra, ocupa un espacio físico, cuando no nos gusta nuestro cuerpo o encontramos defectos en él, no estamos presentes dentro de él. Y ésta es una manera de infra-utilizar nuestra presencia.
Nuestra presencia emocional es una complicada mezcla de una amplia gama de sentimientos de cada vida que hemos experimentado alguna vez, de los que somos conscientes e inconscientes, sobre todo esto último. Lo que sabemos de nuestra presencia emocional es que siempre estamos sintiendo algún tipo de energía emocional a la que respondemos de acuerdo a cómo nos afecta. Lo que no sabemos acerca de esta presencia es la verdad de cómo debemos utilizar nuestra presencia emocional en la vida y sin este conocimiento permitimos que este aspecto se convierta en nuestra presencia más importante y vivimos sólo a través de ella, creando un desequilibrio de energía emocional en nuestra vida, que conduce al miedo, dolor y frustración. Necesitamos nuestra presencia emocional para re-crear la energía de lo que hemos venido a sanar ya que es la energía de nuestro karma.
Nuestra presencia energética es la más infra-utilizada porque permitimos que nuestra presencia emocional la domine. Las emociones son un aspecto de nuestra energía, pero hay muchos otros. Desde una perspectiva humana, nuestra presencia energética es en realidad la más importante porque determina cómo se despliega todo en nuestra vida y qué atraemos. Cuando estamos presentes en la energía emocional de una experiencia y no incorporamos los otros aspectos de nuestra presencia, estamos presentes en las emociones y nada más. Las emociones dominan, excluyendo las vibraciones más elevadas de resolución y sanación.
¿Qué es una presencia vivencial? Es cómo participamos en cada experiencia. Las personas y situaciones con quienes elegimos interactuar, las acciones que tomamos, las elecciones que hacemos, las palabras que decimos y las energías que expresamos y sentimos, todas se relacionan con cómo hemos elegido experimentar una situación. Y a través de nuestra experiencia podemos elegir elevar nuestras vibraciones de manera que podamos experimentar la vida de una manera diferente. Pero la experiencia en sí misma no tiene valor para nosotros más que como un vehículo para el aprendizaje. Cuando permitimos que la experiencia se convierta en el elemento crítico, nos hacemos presentes en la experiencia y todas sus energías. El crecimiento y aprendizaje ocurren cuando recordamos que la experiencia es el camino para despertar los demás elementos de nuestra presencia.
También tenemos el don y la elección de nuestra presencia espiritual. Es nuestro don, porque siempre está con nosotros, ya sea que la reconozcamos o no, y es nuestra elección porque elegimos asociarnos con ella y recibir orientación y sabiduría en lugar de caminar solos nuestro viaje terrenal. Aunque existe en el trasfondo, todos nuestros otros aspectos de presencia no tienen ningún propósito sin ella, puesto que nuestra vida es espiritual en su propósito y contexto. Nuestras muchas vidas existen en un continuo espiritual, en el cual nuestras encarnaciones humanas son el campo de entrenamiento para nuestra comprensión espiritual. Al llevar nuestra comprensión espiritual a todos los demás aspectos de nuestra presencia, tenemos la sabiduría de elegir entre nuestros aspectos más elevados, y entonces podemos elegir las vibraciones más altas de cualquier energía.
Podemos estar presentes, ocupando un lugar determinado en el tiempo, y todos los demás aspectos de nuestra presencia estar en alguna otra parte. Nuestra presencia es donde estamos poniendo nuestra energía. Piensen por un momento en dónde están en este momento, ¿están presentes en lo que están haciendo o están pensando en otra cosa? Cuando piensan en sí mismos, ¿están presentes en sus pensamientos o están pensando en la vida, opiniones o acciones de alguien? ¿Están aquí en este momento o están pensando en otras cosas que deben hacer o algo que ha sucedido en el pasado? Tanta de nuestra presencia está en el pasado, distraída, o enfocada en otra parte, y es por eso que tenemos problemas para manifestar lo que queremos—porque no estamos plenamente presentes en la energía de nuestra manifestación.
Esto nos lleva de vuelta a la cuestión de totalidad, donde estamos plenamente conectados con nosotros mismos, lo que también significa que estamos totalmente conectados con la Fuente. Cuando todos nuestros aspectos de presencia están plenamente presentes, cada uno contribuye al propósito de nuestro viaje de vida, que es llevarnos de vuelta a la plenitud dentro de nosotros mismos de manera que podamos reconectar con la Fuente.
Este es sólo otro aspecto de nuestro viaje de ascensión y nuestra voluntad de alcanzar la maestría. El viaje a la conexión es acerca de la plenitud, por dentro y por fuera, de manera que cada aspecto de nuestra realidad esté lleno de nuestra presencia y estemos presentes dentro de ella. Cuando vemos como separadas nuestra presencia material y espiritual, no estamos presentes espiritualmente en nuestra forma física, así que nos falta un componente importante de nuestro viaje. Sin la totalidad, simplemente estamos ocupando un espacio en el plano terrestre, participando en experiencias que no dan lugar a un crecimiento y transformación. Con la unión consciente de lo espiritual y lo material, donde todos nuestros aspectos están trabajando en armonía, nos estamos otorgando comprensión espiritual para hacer de éste un viaje de crecimiento y transformación, en lugar de vagar ciegamente por la vida preguntándonos si alguna vez podremos encontrar paz y satisfacción.
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Sitio donde se encuentra el material en español de Jennifer Hoffman http://www.templodelsol.com/
Traducción: Margarita López
Edición: El Manantial del Caduceo
http://www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm
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