Salirse del Juego de los Juicios
Por Jim Self
1º de Agosto de 2012
¿Por qué eso sigue presentándose en tu vida cuando pensabas que ya estabas más allá de todo eso?
Porque TÚ has sido juzgado.
Hay una línea muy interesante en medio del Padre Nuestro. Dice: “Perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a quienes nos ofenden”. No dice: “Ve a arreglar a ese tipo de allí y cuando él sea perfecto y amable y considerado, entonces yo voy a considerar perdonarlo.”
Lo que esto realmente significa es: “He asumido el equipaje de alguien y lo estoy llevando conmigo a todas partes. Pero ahora estoy decidiendo y eligiendo creer que ellos son buenos. Por muy mal y horrible que puedan estar actuando en este momento, ellos en realidad son buenos. Simplemente están sintiendo mucho dolor.”
Verás, no hay gente mala—sólo hay mucha gente sintiendo dolor. A veces ese dolor se manifiesta en voz muy alta. A veces ese dolor es arrojado hacia ti en forma de juicios.
¿Alguna vez has tratado de trabajar mientras tenías un dolor de muelas? No es muy cómodo. ¿Alguna vez has tenido una astilla en el dedo mientras tratabas de teclear? No es fácil. La gente tiene un dolor generalizado, porque se les ha mentido y mentido y mentido. Ellos simplemente están manifestando lo que mejor saben hacer. ¿Alguna vez has visto a alguien ir por ahí encolerizado, con dolor y energía de víctima? A ellos les han mentido. La luz que reside en su interior se ha atenuado y ellos simplemente están manifestando lo que creen que es la verdad.
¿Alguna vez has tenido la experiencia de guardar rencor? Por ejemplo, digamos que yo te pateo y me voy. Tú piensas para ti: “Qué imbécil que es ese tipo. Ni siquiera se disculpó.” Tú estás realmente molesto por eso y se lo cuentas a todos tus amigos. Un año más tarde yo vengo a tu ciudad y te digo: “Oye, qué gusto verte de nuevo.” ¿Qué es lo primero que te viene a la mente? “Imbécil.” Pero entonces lo que pasa es que yo digo: “Parece que estuvieras enojado conmigo.”
“¡Lo estoy! Tú me diste una patada y eres un idiota y...”
“Vaya, no lo sabía. Ahora que lo pienso, recuerdo que cuando me levanté pensé que había golpeado la silla o algo así. Lo siento mucho. Si lo hubiera sabido, definitivamente te habría pedido disculpas.”
En ese momento, ¿todavía sientes ese rencor? No realmente. Pero durante todo ese año, ¿quién estuvo atascado—tú o yo? Tú te sentaste todo un año refunfuñando y juzgando. Mayormente, tú elegiste quedarte en esa energía de juicio porque no obtuviste lo que realmente y apasionadamente querías de mí. Tú querías un “¡Hola!”. Hola. ¡Yo te veo! Eso es lo que has querido toda tu vida. Sólo querías que alguien te dijera: “¡Hola! Yo puedo ver tu resplandor.” Muy sencillo.
En el jardín de infantes, ¿le mostraste a alguien tu dibujo de un elefante que habías pintado color naranja por todas partes, saliéndote de las líneas? Tal vez la respuesta fue: “Eso no es un elefante. Es sólo un garabato pintarrajeado. ¿No sabes que los elefantes son grises y se quedan dentro de las líneas? Que no se te ocurra volver a dibujar así.” Si eso te pasa a ti, ¿vas a volver a dibujar otro elefante? Probablemente no. Entonces, ¿llevas contigo un poco de juicio en tu espacio acerca de quién eres y de qué eres capaz? (Mucho).
Esa desaprobación proviene de personas que están sintiendo dolor. Ellos no son malos—sólo están sufriendo. ¿El mirar atrás a esa experiencia pasada desde una nueva perspectiva, la cambia un poco? Te deshiciste de los juicios de correcto/incorrecto y bueno/malo. Por ahí se van los juicios. Todo lo que queda es experiencias— experiencias interesantes, divertidas. Tú puedes hacer una elección distinta ahora.
Puedes elegir la compasión.
¿Te gustaría comenzar a soltar un poco de ese dolor para que ya no tengas que andar cargando juicios? Cuando eliges ver las experiencias de vida desde una perspectiva más alta, te encuentras con esa parte de ti más elevada, más antigua, más sabia y más amplia. Tu Yo Superior se encuentra allí y te dice: “Yo quiero agregar a Todo-Lo-Que-Es. Quiero experimentar más.”
Verás, cuando entraste en este cuerpo, dijiste: “Soy un espíritu grande y capaz. Yo recuerdo quién soy. Voy a hacer una diferencia. Voy a romper el actual juego del dolor. Voy a romper los juicios que se han añadido a los juicios que se han añadido a las mentiras que se han añadido al dolor que se ha añadido al castigo que se ha añadido a más juicios.”
Dijiste: “Cuando entre en este cuerpo, voy a venir con el objetivo de traer el Cielo a la Tierra.”
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Traducción: Margarita López
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