jueves, 20 de octubre de 2011

Lección 9: Haciéndolo Realidad/ Por John McCurdy

Lección 9: Haciéndolo Realidad
Por John McCurdy


Entonces queridos creadores, ¿cómo podemos hacer todo esto real? ¿Cómo lo hacemos práctico en la vida en la Tierra?

Es fácil hablar de aceptación y confianza y todas esas otras cosas. Pero cuando se trata de su vida cotidiana, que es el único lugar que importa, no es tan fácil. Por lo menos al principio. Porque queridos amigos, han pasado muchas, muchas vidas en la Tierra resistiéndose a lo que es, resistiéndose a sus propias creaciones.

Desde el momento en que Todo Lo Que Era dejó el hogar; desde el momento en que se encontraron en el vacío como un ángel único, como uno de un billón de billones de otros ángeles únicos, desde ese momento en adelante empezaron a olvidar que son el creador. Y desde entonces han estado procurando crear su vida entrometiéndose en la vida de otras personas, resistiéndose a las cosas que están en su vida, procurando arreglar la vida y cambiándola, procurando arreglarse a sí mismos y cambiarse a ustedes.

Ahora, queridos amigos, empiezan a recordar. Están empezando a recordar quiénes son realmente, y con ese recuerdo viene el cambio. No sucede todo a la vez. Se requiere de mucho valor y mucha paciencia con ustedes mismos.

Ustedes tienen algunos hábitos profundamente arraigados; hábitos de verse como pequeños, hábitos de verse a sí mismos a merced de los demás, incluso a merced de ustedes mismos, de su propia mente, o de su propio ego; o de su propio cuerpo. Pero queridos amigos, es un sueño. Es una ilusión. Porque ustedes son un creador magnífico, y están a merced de nadie ni de nada.

Entonces, ¿cómo aceptar esas cosas de la vida que están tan acostumbrados a resistir?

Este que llaman John tuvo un sueño anoche. En este sueño estaba con un grupo de personas, y se acercó el diablo. Oh, hay un ser que se podría llamar el diablo. Es un ser que fue creado por ustedes, queridos amigos, por todos nosotros. Es un ser en el que hemos tratado de esconder nuestro propio mal, nuestra propia oscuridad. Pero para seguir adelante, para ser un creador, deben recuperar su oscuridad. Así que pueden estar seguros de que se enfrentarán a su propio demonio en el camino, porque es el momento de darle la bienvenida a casa.

Así que en este sueño, se acercó el diablo. Oh, él no parecía un diablo. Era encantador, hablantín, contaba chistes y en general hacía que la gente se sintiera bien. Y sin embargo, John sabía quién era, y John sabía que pronto empezaría a torturar a estas personas, y sentía que tenía que hacer algo al respecto. Así que estaba devanándose los sesos, tratando de pensar en qué hacer. Sabía que las armas no iban a funcionar. Sabía que el diablo no se podía matar o herir, por lo que tenía que pensar en otra cosa.

Tardó muy poco en pensar, “Bueno, tal vez si me dejo llevar por él, lisonjearlo, por así decirlo, tal vez encuentre una manera de engañarlo, o de alguna manera obligarlo a que se vaya.” Y entonces recordó: así no funciona. “Tengo que aceptarlo,” dijo John.

Bueno, entonces empezó a pensar, “Tal vez si lo acepto, tal vez eso hará que desaparezca. Pero, ¿si no lo hace? Entonces me llevaré una decepción, porque habré fracasado.”

Y entonces recordó una vez más: no funciona de esa manera tampoco. “Tengo que retroceder,” se dio cuenta. “Tengo que en verdad, realmente, aceptarlo. Tengo que aceptar lo que hace, y tengo que aceptar a aquellos personas que, en algún nivel, optan por jugar a este juego con él.” Y entonces se despertó.

Mientras yacía despierto después del sueño, John sintió frustración. “¿Cómo?” preguntó. “¿Cómo puede uno aceptar tal maldad? ¿Cómo se mantiene uno al margen y ver que a otras personas las dañen?

Queridos amigos, no es fácil para un humano, porque los humanos no recuerdan quienes son. Pero tú eres un creador, querido amigo. Eres un eterno ser infinito. Tú eres Dios también. ¿Este cuerpo que habitas? No es diferente al auto que conduces. ¡No es tú! Es algo que has creado, con el fin de tener una experiencia. Es un vehículo que habitas, y llegará un tiempo, tarde o temprano, en que abandonarás este vehículo, en que ya no te sirva.

Por quienes ustedes son, queridos amigos, es mucho más. Quienes ustedes son nunca puede ser lastimado, y lo mismo es cierto para las otras personas. Han elegido jugar el juego que están jugando, y no se le puede ayudar uniéndoseles en ese juego. No se les puede ayudar luchando contra su maldad.

Y del mismo modo, queridos amigos, no se pueden ayudar a sí mismos luchando contra su propia maldad.

La aceptación comienza con la aceptación de sí mismos. Y aún más, comienza con la aceptación de su propia falta de aceptación. ¿Acaso no es un acertijo interesante?

Porque queridos amigos, entienden que tienen que aceptar aquellas cosas que son difíciles de aceptar, y una parte de ustedes ya lo sabe. Una parte de ustedes lo sabía antes de que escucharan este mensaje. Así que han estado luchando con ustedes mismos. “¡Debo aceptar eso, pero es tan difícil y no sé cómo!” queridos amigos, comiencen por aceptar que no lo aceptan, y dejen que eso esté bien.

El despertar es un viaje. Oh, está sucediendo muy rápidamente en comparación con el tiempo que han estado dormidos, pero sigue siendo un viaje. Deben comenzar con las cosas pequeñas.

Y llegará un día en que mirarán a la vida, a todos los juegos que la gente está jugando a todo su alrededor, e incluso a los juegos que todavía se están llevando a cabo dentro de ustedes, y dirán, “¡Está todo bien! ¡Es todo una aventura increíble y una magnífica creación!”

Y llegará un día en que estarán tan en paz con la vida y con ustedes mismos que pueden decir, “Elijo un auto nuevo,” y el auto aparecerá en su camino de entrada. ¡Porque así de poderosos son, queridos amigos!

Pero han estado viviendo como si no lo fueran durante mucho tiempo, y tienen un montón de hábitos que cambiar antes de llegar a ese lugar.

Entonces, ¿cómo cambian un hábito?

Normalmente no se puede simplemente apagarlo. Muy rara vez funciona, y en las raras ocasiones en que tienen éxito, por lo general sólo aparece en otra forma, porque la energía debajo de ello no ha cambiado. Los sistemas de creencias debajo de ello no han cambiado.

Muchas personas niegan sus hábitos. No quieren admitir que los tienen, porque no quieren admitir que una parte de sí mismos es más fuerte de lo que lo son ellos, o que alguna parte de sí mismos no puede ser controlada.

Pero ustedes no pueden ser controlados, queridos amigos. La vida no puede ser controlada.

Así que lo primero que deben hacer es reconocer que tienen estos hábitos. Reconozcan que han caído en la costumbre de verse pequeños. Reconozcan que tienen la costumbre de preocuparse por su futuro, y de cómo las cosas van a desarrollarse. Reconozcan que tienen una costumbre de maltratarse, de luchar consigo mismos. Y entonces acepten ésas hábitos, queridos amigos, y acéptense a sí mismos.

Ah, ¿pero cómo se hace eso? Pues bien, los hábitos partieron de un sistema de creencia, de algo que pensaban que era cierto, así que pueden comenzar por redefinir ese sistema de creencia. O incluso antes de eso, por ponerse en contacto con lo que ese sistema de creencia es.

Piensen en un hábito ahora del que sean conscientes, y que les gustaría cambiar.

Traigan es hábito plenamente a su conciencia. Reconozcan que lo que realmente es, es un hábito. Reconozcan que es algo que realmente les gustaría cambiar.

Ahora pregúntense, ¿de dónde procede ese hábito? ¿Qué tengo que creer para haber creado este hábito?

Tomen la costumbre de verse como pequeños e indefensos. Casi todos los humanos en la Tierra tienen esa costumbre. ¿Por qué creen que la crearon? ¿Por qué creen que eligieron sentirse pequeños? ¡Tú, un magnífico ser infinito! ¿Por qué elegirías sentirte pequeño?

Les podemos decir una razón, y encontrarán muchas más a medida que exploran esto. Una de las razones fue que se sintieron perdidos, y se sintieron solos. Y tenían miedo de que si se presentaban en toda su grandeza ahuyentarían a los demás, y entonces estarían aún más solos. Así que se hicieron pequeños para tratar de conseguir amor de los demás.

Sientan en eso, queridos amigos. ¿Cuántos hábitos en su vida provienen de eso? ¿Cuántas cosas hacen sólo para sentirse amados? ¿Sólo para evitar alejar a las personas?

Ahora queridos amigos, es hora de redefinir esa creencia. Porque es una mentira. Oh, la han convertido en muy cierta. En el sueño ha sido la verdad de la vida, y ahora como despiertan ya no es verdad.

No están solos, queridos amigos. Nunca han estado solos, y no pueden nunca estar solos. ¿Pueden dejar entrar eso?

Piensen en la gente a su alrededor, por los que se sienten atraídos y por los que los repulsan.

¿Acaso no son los que los atraen los que están más plenos de sí mismos? ¿Los que se aman a sí mismos? No en un sentido del ego, no en el sentido en el que se sienten mejor que los demás, sino los que realmente conocen su propia grandeza. ¿Acaso no se sienten atraídos por ellos como un imán?

¿Acaso no son los que los repulsan los que creen que son pequeños? Oh, muchas veces lo taparon con una imitación de grandeza. Pero ustedes siempre pueden notar la diferencia, porque ellos creen que su grandeza es mejor que la de cualquier otra persona. Tratan a los demás con prepotencia. Hacen que otras personas se sientan pequeñas. Aseguran tener la verdad, y sólo la verdad.

Así que queridos amigos, ¿cuál prefieren ser?

Todo se reduce a una elección, queridos amigos. No pueden cambiar un hábito apagándolo, o luchando contra él. Pero pueden elegir algo diferente. Y cada vez que ese hábito se presente pueden elegir redefinirlo, y redefinir la creencia por debajo de ello.

Cuando se encuentran preocupándose por la vida y cómo va a desarrollarse en el futuro, pueden tomar la decisión de volver al momento del ahora, dirigir su atención y sus pensamientos a todo lo que es bueno en su vida ahora mismo.

Oh, tendrán que practicar. Se les olvidará. Se encontrarán a sí mismos preocupándose otra vez, y luego simplemente toman la decisión de nuevo. Y actúan sobre esa elección y llevan sus pensamientos a otra cosa; llévenlos a algo que es maravilloso en su vida.

Y cuanto más lo hacen más rápidamente recordarán, hasta que en algún momento algo les ocurrirá y se preguntarán, “¿Qué pasó con ese hábito? Es sorprendente lo poco que me preocupo estos días, ¡y es maravilloso!”

Se necesita tiempo, queridos amigos, y hay que tener paciencia con uno mismo. Pero también se necesita elección, y compromiso.

Se necesita tomar una decisión de hacer algo diferente, pensar en algo diferente; y se necesita un compromiso de volver a esa elección una y otra vez. Y también se necesita un compromiso para sonreír cuando se descubren de nuevo en el hábito, en lugar de reprenderse.

Vuelvan a la costumbre en que estaban pensando hace unos momentos, y a la creencia debajo de ella.

Ahora, ¿cómo pueden redefinir eso? ¿Cuál es la verdad de esa creencia?

Ustedes son un magnífico creador, queridos amigos. Son infinitos y eternos. Son tan grandiosos como cualquier ser en cualquier lugar, así que, ¿cuál es la verdad real de esa creencia?

Ahora, ¿qué se pueden decir a sí mismos cuando se encuentran de nuevo en ese hábito y viviendo desde esa limitada creencia otra vez? ¿Qué se pueden decir a sí mismos para recordarse de la verdad y para dirigir su atención a esa verdad?

Ahora, ¿optan por cambiar este hábito? ¿Cambiar esta creencia? ¿Están seguros de que lo eligen?

¿Lo eligen lo suficiente como para hacer una nota de la verdad, y pegarla por toda la casa si es necesario? ¿Para recordarse, siempre que se encuentren viviendo ese hábito de nuevo, de sonreír? ¿Para recordarse de la verdad? ¿Optan por hacer eso, queridos amigos?

Háganse ese compromiso ahora mismo, si están dispuestos.

La aceptación comienza con las cosas pequeñas. Como todo lo nuevo que se aprende en la vida, se comienza con las cosas pequeñas, las cosas fáciles. Porque las cosas grandes los abrumaran, y cuando fracasan se sentirán peor de que antes.

Así que empiecen con las cosas pequeñas, queridos amigos. Háganse el compromiso de aceptar todo lo que puedan, y de sonreír cuando suceden cosas que no les gusta. O si no pueden sonreír, sólo dejen ir la batalla contra ellas. Poco a poco queridos amigos, y en verdad mucho más rápidamente de lo que imaginan, cambiarán de opinión. Comenzarán a ver las cosas de manera diferente.

Y llegará un día en que ni siquiera tendrán que aceptar las cosas, porque podrán ver su belleza. Verán la grandeza, y la maravillosa perfección, de todo lo que es. Entonces no habrá nada que no tengan que aceptar, y no habrá nada que aceptar, porque podrán ver lo perfecto que todo es.

Oh, es muy probable que el mundo se vea mucho como lo hace ahora, queridos amigos. Lo único que habrá cambiado es su perspectiva.

Oh, pero desde ese lugar serán un faro de la luz más brillante para otros. Y desde ese lugar de absoluta aceptación, de verdaderamente ver la perfección de todo; desde no hacer absolutamente nada para cambiar el mundo o cambiar nada en él; serán una influencia más poderosa para el cambio de lo que jamás hubieran imaginado.

No tiene sentido para la mente, queridos amigos, o para el humano. Pero es verdad, y cuanto más aceptan las pequeñas cosas ahora, más llegarán a conocer esta verdad.

Se necesita práctica, queridos amigos, y se necesita compromiso.

Oh, hay tantos grandes creadores en este mundo que saben que son creadores. Saben que es el momento de aceptarse a sí mismos, pero no están dispuestos a asumir ese compromiso. Están demasiado cómodos con su juego. Les es familiar. Están demasiado cómodos con odiarse, por lo que no están dispuestos a hacer realmente esa elección. Oh, lo apoyan de boquilla. Dicen, “¡Por supuesto que elijo aceptarme!” pero en realidad no lo dicen en serio.

Queridos amigos, está bien. Si ahí es donde están, es perfectamente válido. Lo pueden posponer el tiempo que quieran, y seguir viviendo su pequeñita mentira. Pero si quieren recuperar su creadorazgo; si quieren crear la vida que siempre han soñado; si quieren ser todo lo que son; entonces tienen que decirlo en serio.

Tienen que comprometerse a practicar activamente la aceptación.

Y eso no quiere decir dorarle la píldora a todo. No quiere decir que nieguen las cosas que no se sienten bien. Eso no es aceptación, queridos amigos, ¡eso es ocultar!

Significa que se permiten sentir lo que sienten. Significa que se permiten sentirse enojados, sentirse juzgadores, sentirse heridos, sentir lo que sea que estén sintiendo, queridos amigos. A veces significa que se permitan expresarlo. ¡Eso es aceptación!

La aceptación no es reprimir su expresión. Eso es lo opuesto a la aceptación. La verdadera aceptación es permitirse ser exactamente quiénes y qué son, y eso incluye lo oscuro y lo malvado tanto como el bien y la luz.

Y sí, es cierto, a algunas personas no les gustará eso. Algunas personas se preguntarán qué les ha ocurrido, y algunos de ellos se los dirán. Algunas personas dejarán sus vidas, queridos amigos. ¿Pueden permitir eso también? ¿Pueden aceptar eso también? ¿Y pueden aceptar y permitir los sentimientos que surgen en su interior como resultado?

Porque sólo entonces encontrarán la libertad. Sólo en ese nivel de aceptación serán capaces de recuperar su creadorazgo. Pero empieza con las cosas pequeñas, queridos amigos. Empieza con las cosas pequeñas.

Entonces, ¿están listos para hacer ese compromiso, queridos creadores?

Elijo permitir todas las cosas, tal y como son. Elijo permitirme sentir lo que siento. Elijo permitirme expresar lo que tengo que expresar, y me comprometo a regresar a esta elección cada vez que me parezca que he olvidado. Elijo amarme, tal y como soy.

¿Pueden hacer esa elección, queridos amigos? ¿Están dispuestos a hacerlo ahora?

¿Están dispuestos a hacerse ese compromiso en este momento?

Somos completos.
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http://www.creatorship101.com/
Traducido por Maribel González – marigo28@gmail.com
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