Recibo inspiración divina para la acción correcta
Qué seguridad tan maravillosa es ésta: “Hágase la luz”. Qué bendición es saber que la luz de Dios está en mí, día y noche, en los tiempos buenos y en los difíciles. Uno con Dios, enfrento cada día con confianza.
La luz de Dios me llena con pasión—la pasión de explorar nuevos horizontes. La luz de Dios me inspira a la acción correcta—acciones que bendicen mi mundo y a las personas en él. En la luz de Dios tengo acceso a una energía creativa divina. Reconozco que tengo el poder de expresar mis habilidades y talentos de maneras nuevas y emocionantes.
La luz de Dios irradia poder en mi vida. Confío en y acepto esta luz, dando gracias por la iluminación que faculta mi mente y cuerpo llenando mi vida de satisfacción.
Dijo Dios: “Sea la luz”. Y fue la luz. —Génesis 1:3
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