Saturno en escorpio ::
Por Paloma
Lunes 8 Octubre 2012
El sábado Saturno hizo su ingreso definitivo en el signo del Escorpión, Mercurio le abrió paso unas horas antes. Este es un cambio importante y la presencia de Mercurio de acompañante de nos indica que los
primeros días de Saturno en Escorpio es un tiempo para estar estemos atentos a los mensajes que recibimos. Mercurio funciona como un traductor y un apuntador. Es una buena idea observar qué hacemos durante estos primeros días, que nuevas ideas se develan en nuestra mente, que revelaciones se abren paso en nuestro interior.
Saturno es un planeta lento, rige el tiempo y la estructura y es considerado el gran maestro del aprendizaje terrenal. Saturno nos invita siempre a crecer y a madurar, nos estimula a superar nuestras limitaciones y a construir concientemente nuestro camino evolutivo con coherencia, responsabilidad y disciplina. Si la vida es un juego, Saturno nos recuerda que todo juego tiene sus reglas y su encuadre. En este sentido los rebeldes, los que nos resistimos a crecer y madurar, podemos sentir cierta aversión hacia las lecciones de este maestro.
La información que circula con relación a los tránsitos de Saturno suelen ser lúgubres y nos auguran vientos melancólicos y tristes, pérdidas y fracasos. En su acepción más negativa Saturno está vinculado a estados depresivos, a sentimientos de aislamiento y a bloqueos en la expresión de nuestra energía vital. Si bien esto es cierto, también es solo una cara, o caricatura , de este maestro del tiempo y del espacio. Saturno es nuestra columna vertebral, nuestro sistema óseo, nuestra estructura interna, heredada o construida. Lo necesitamos. Sin Saturno no hay cuerpo, no hay forma. Rige el pasado, la base sobre al cual nuestra vida está cimentada. En este sentido, lo heredado de alguna manera nos condiciona, nos implica hacia un camino determinado. Saturno nos enseñan a potenciar lo que hemos heredado y a usarlo para nuestro mayor provecho. ¿Somos víctimas de nuestro temperamento o tenemos la conciencia, compromiso y disciplina de transformarlo? Esta sería una de las preguntas que Saturno nos hace.
Saturno nos entristece cuando nos enfrenta a nuestras limitaciones, nos paraliza cuando no encontramos la práctica comprometida para cambiar lo que no nos funciona. Nos quita lo que nos sobra, lo que usamos inconcientemente, y lo que nos impide expresar nuestro verdadero propósito. Saturno puede ser difícil, y hasta duro, para quienes pongamos resistencia a crecer y madurar, y es un gran benefactor para aquellos que estamos dispuestos a aprender. Saturno nos exige y también nos recompensa proporcionalmente al esfuerzo que pongamos frente a la tarea que nos señala. Quienes han aprendido a manejar la energía de este maestro saben por experiencia que lo que Saturno nos da es para toda la vida, que es un gran aliado, que es el gran alquimista que nos enseña a crear, construir, sostener y crecer. Es lento y metódico. Los que tenemos prisa, lo que queremos estímulos constantes, los que queremos respuestas inmediatas solemos tener dificultad con este planeta que nos pide que seamos pacientes, comedidos y austeros en nuestras formas y lentos en nuestros pasos.
Saturno tiene un ciclo de 29 años alrededor del Sol, lo que le da una media de dos años y medio en cada signo. Durante estos pasado dos años y medio hemos estado todos bajo la influencia de Saturno en Libra, signo en el cual está cómodo, y desde el cual nos ha mostrado el camino hacia la armonización y equilibrio entre las fuerzas de nuestra individualidad y las de los seres más próximos con los que nos vinculamos. Las fronteras entre “yo” y “los otros” han sido un terreno de aprendizaje en el cual hemos adquirido nuevas destrezas de cómo negociar nuestro espacio personal, de cómo abrirlo y compartirlo con los demás, y de cómo discernir la línea invisible que nos une o nos separa de los otros. Saturno rige los límites y Libra nuestras relaciones.
Libra es un signo social , un signo abierto al mundo, desde donde construimos las formas éticas y estéticas con las cuales abordamos la realidad compartida. ¿hemos aprendido a colaborar? ¿nos hemos armonizado con los otros? ¿de quién nos hemos separado y porqué razones? ¿a quién nos hemos unido? ¿hemos aprendido a manejar el conflicto?
Es posible que después de estos dos años y medio de Saturno en Libra, la realidad se haya impuesto en alguna relación próxima, en la cual nos hayamos enfrentado a nuestras idealizaciones infantiles y románticas con poca base para ser realizables como proyecto de vida a largo plazo. Tal vez aprendimos a poner límites ahí donde antes nos sentíamos invadidos o manipulados; tal vez aprendimos que el amor real requiere trabajo, compromiso y discernimiento para poder manifestarse en una relación duradera; tal vez aprendimos que la fantasía nos alimenta la mente pero que nuestro corazón clama por realidad y nutrición verdadera; tal vez aprendimos que amar es una cosa y vivir y construir juntos es otra.
Ahora, con la entrada de Saturno en Escorpio, la energía de Saturno se hace más cruda, más intensa. Si Saturno en Libra actuaba con diplomacia, orientado hacia la búsqueda del equilibrio y de la armonización, ahora en Escorpio, los buenos modales pasan a un segundo plano y nos adentramos en el territorio de la pulsión erótica, el pulso vital de nuestra energía sexual y de nuestro poder personal : nuestra fuerza vital , el motor de nuestra existencia. Uno de los temas que Saturno en Escorpio viene a develar es el caos y el miedo que nos causan nuestros deseos reprimidos, invisibilizados detrás de la represión, control, y manipulación de poderosas fuerzas ocultas que nos han mantenido enajenados de nuestra propia fuerza, de la verdad invisible de los que somos, oculta detrás de la fachada de nuestras apariencias. Condicionamientos, temperamento, carácter, personalidad, educación, sistemas de poder y consumo, patrones culturales, son algunas de las formas, estructuras que han contribuido a nuestra percepción y experiencia de la realidad. Sin embargo, ahora, Saturno nos viene a mostrar los límites de esta percepción y cómo estamos atrapados en una cárcel , sueño, ilusión que nos impide dar el salto que nos permita levantar el vuelo hacia otra dimensión de nuestro ser.
Saturno en Escorpio viene a visibilizar la cortina que separa nuestra percepción conciente del inconciente. Somos mucho más de lo que creemos ser, de lo que nos han permitido saber que somos. Es probable que durante estos próximos dos años, lo que hasta ahora hemos llamado inconciente venga a ocupar el primer plano de nuestra realidad manifiesta. Para muchos será despertar de una pesadilla para darse cuenta que la hemos soñados nosotros y que la podemos transformar. Tenemos ese poder. Si hasta ahora hemos estado viviendo en la punta del iceberg como si fuera la totalidad de nuestra existencia, Saturno nos invita a constatar que la base, que la estructura que nos sostiene sobre la superficie tiene sus raíces en el fondo del agua, en la profundidad de nuestro inconciente y en la fuerza oculta de nuestra sombra. Nuestra sombra es todo aquello que hemos ocultado, que hemos reprimido, por miedo al castigo, al abuso y a la violencia. Nuestra sombra es todo aquello que catalogamos bajo la dualidad del bien y el mal, del pecado, la culpa y la vergüenza. Saturno nos viene a mostrar las puertas de estas mazamorras psíquicas que nos han mantenido aislados y en cautiverio de nuestra propia esencia por demasiado tiempo.
Si Libra nos mantenía en la superficie, ahora con Escorpio estamos listos para sumergirnos en las profundidades de nuestra psiquis y de nuestro inconciente para bucear en los laberintos de nuestro miedos más antiguos, nuestros deseos más reprimidos, y encontrar nuestro verdadero poder de transformación y manifestación. Si estas palabras nos dan miedo, nos producen temor o rechazo, ya estamos en el terreno de Escorpio. Saturno ya nos dice que el primer paso es limitar nuestro miedo, no dejar que nos arrope y ser capaces de abrazar lo que hemos llamado oscuridad como una parte esencial de la luz.
Eso que más tememos es la puerta hacia lo que más amamos. Durante estos próximos dos años y medio tenemos la maravillosa oportunidad de trascender una antigua y pesada barrera, personal y colectiva, que nos va a liberar de mucha carga antigua, completamente innecesaria, para caminar los nuevos ciclos evolutivos que nos esperan. Si la mochila pesa, es tiempo de soltar. Ahora más que nunca se impone una austeridad energética, un discernimiento efectivo de cuánto queremos cargar sobre nuestras espaldas en nombre de la moral, del sacrificio y del pecado. Estos condicionamientos serán desafiados hasta que encontremos la puerta de la unidad en el amor. En los próximos días iré publicando más información sobre este tránsito.
Por Paloma
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