Acepto con gratitud
cada bendición de la gracia de Dios
Al actuar y hablar partiendo de la inspiración del Espíritu, hago lo mejor que puedo. Acepto la gracia de Dios y ofrezco confianza en mi trato con otros. Demuestro consideración y compasión y reconozco con agradecimiento estas mismas cualidades en los demás. Gracias a la oración, estoy inmerso en la comprensión divina.
Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, … abundéis para toda buena obra.
—2 Corintios 9:8
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